La mítica Route 66, o Ruta 66, un ícono de los viajes sin destino fijo, la posibilidad de cruzar el continente del norte, atravesando la cultura del gran país del norte. Famosa por su trazado, sus paisajes y por las incontables anécdotas que han quedado grabadas en la historia.
Creada en 1926, sus casi 4000 km prácticamente dividen Los Estados Unidos en dos, fue principalmente utilizada por emigrantes hacia el oeste de ese país (el famoso Far West) alrededor de los años 30.
En el año 85 fue “dada de baja” de la red de carreteras, término raro al que no estamos acostumbrados en cuanto a caminos viales se refiere en nuestro país.
Pero lo que me atañe hoy es su casi homónima, muy similar y no tanto, para ser exacto, un número menor, la ruta 65, no es un ícono popular, no es famosa, no es casi una estrella de Hollywood pero sus casi 400 Km , 10 veces menos que su prima hermana, le alcanzan para tener una larga lista de siniestros viales.
Estos últimos meses estuvo en boca de todos, pero esta vez parecía que por fin se iba a cambiar la historia, carteles, maquinaria, promesas de empleo para muchos, literalmente las ruedas estaban en movimiento.
A esta altura de los tiempos, visto desde este lado del país, en el interior, que para las grandes urbes parece lejos, se percibe “raro”, es una mezcla de sensaciones, pero puedo ensayar en resumirla como la llegada del “Progreso”, grandes obras, empleo y humeante asfalto. No creo que sea justo que la inversión en infraestructura postergada, se tenga que sentir así, no es un favor, no es una hazaña y no es un milagro, es algo necesario, para lo cual contribuimos con el esfuerzo y el trabajo, nos acerca y nos permite transitar con seguridad por nuestra provincia y nuestro país.
Uno de los grandes motores del “progreso” siempre fueron los caminos. Pero es increíble que sea tan difícil mantener una calzada en decentes condiciones hoy en día.
No solo hace falta una promesa de mega inversiones cada 2 lustros, sino que se necesita planificar e instrumentar el mantenimiento constante de este activo tan importante para la zona y la provincia, como las rutas y caminos.
A nuestros bolsillos se les prometió infinidad de veces que tal o cual tributo se iba a dedicar específicamente a la reconstrucción de nuestros caminos.
Al parecer finalmente llegó el momento, vamos a tener una ruta que nos invite a llegar a nuestro destino sin contratiempos? Como siempre la historia se va a hacer cargo de mostrarnos “el camino”, esperemos estar a la altura.
“Bueno es ir, se que tu planeas ir, por la autopista, del oeste hasta su fin, andarás bien por la 65”.
Javier Lange